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Reino Unido declara la guerra al ‘take away’

La comida basura es un problema en la población más joven.La administración pública de Reino Unido reacciona ante el consumo excesivo de comida basura entre los ciudadanos, sobre todo en la capital británica

No importa el lugar elegido ni la especialidad culinaria, mayoritariamente frita, que se haya elegido. El fast food o take away se come en Reino Unido, y especialmente en Londres, en todas partes. Sin querer, impulsivamente y con mucha premura. Centrémonos en la capital británica. La parada del bus, los vagones del metro, el ir andando entre la masa de transeúntes de las horas punta… Ninguna de éstas son las mejores alternativas para digerir correctamente el almuerzo. Sin embargo, el factor que en la actualidad más preocupa a los ayuntamientos no es tanto cómo y dónde come el ciudadano, sino más bien lo que come.

Fish and chips, kebabs, hamburguesas, patatas fritas, pollo frito, comida china o india… las opciones son muchas, a buen precio y perfectas para ingerir en cualquier rincón. La oferta gastronómica poco saludable y rica en grasas no deja de crecer en todos los barrios londinenses, y eso es precisamente lo que más quebraderos de cabeza está dando a las administraciones británicas.

El quitarse el hambre de manera rápida, debido a la falta de tiempo para ir a casa o comer en una mesa, es la excusa más común. No es de extrañar tampoco el reciclaje en el consumo: las sobras del chino que compraste para la cena de ayer se convierten en el lunch de hoy. Son costumbres muy asentadas que han provocado que la cultura take away se imponga ante las ofertas culinarias de los pubs y restaurantes, que suelen tener precios más elevados, o los tupperwear caseros.

La predilección de los jóvenes

Y es que, si bien es cierto que durante los últimos años Reino Unido ha puesto todos sus esfuerzos para impulsar el consumo de frutas y verduras así como de productos orgánicos, la batalla la sigue ganando la comida menos sana, principalmente entre los más jóvenes.

Son muchas las acciones que se han llevado a cabo este año desde algunos consorcios para paliar esta tendencia entre la juventud y disminuir así las colas en los Cottage Chicken a la salida de clase. Prohibición de venta itinerante de hamburguesas y perritos calientes cerca de los centros educativos en ciudades como Leicester, imposibilidad de abrir un local de take away a menos de 350 metros de escuelas o parques.

En el barrio londinense de Barking y Dagenham, donde la obesidad infantil es la más elevada de la capital han conseguido, según detalla el portal Deia.com, algo más que parar la apertura de estos negocios: imponer una tasa de 1.000 libras a aquellos que decidan abrir las puertas de un take away.

Según relatan las mismas fuentes y el periódico The Guardian, el Ayuntamiento de Liverpool también decidió analizar el pasado año el contenido nutricional de las comidas servidas en 300 take aways de la ciudad inglesa, a través del proyecto Eatright, impulsado por la especialista Rachel Long. La iniciativa sacó a la luz datos tan preocupantes como que una pizza pepperoni contenía 3.320 calorías, una cantidad por encima de lo que se recomienda ingerir en un día.

La batalla de Jaime Oliver

La lucha contra la obesidad en Reino Unido coge con los años más fuerza, aunque todavía queda mucho camino por recorrer. El afamado chef inglés Jamie Oliver ha promovido muchas campañas para demostrar, por ejemplo, la mala calidad alimenticia que ofrecen las escuelas. El pasado mes de septiembre Oliver dio un paso más, e impulsó una campaña internacional a favor de la comida saludable con el fin de instar a las Naciones Unidas a luchar contra la obesidad. Y todo ello con el fin de recordar que el exceso de peso puede acarrear enfermedades en el corazón, diabetes o accidentes cerebrovasculares, entre otras patologías. «He mostrado a jóvenes británicos y americanos una simples verduras frescas y no han sido capaces de identificar un pepino, una berenjena o una pera», ejemplificó el chef.

Y mientras que los científicos de la Universidad de Londres no se cansan de recomendar disminuir el consumo de comida procesada, los datos sobre los índices de la obesidad en Europa continúan disparándose, en parte por la falta de disciplina de Reino Unido. Así lo refleja una de las últimas encuestas publicadas por la Oficina de Estadística Comunitaria (Eurostat), en la que se ratifica que los niveles de obesidad entre los europeos se ha multiplicado por tres en un año, hasta alcanzar los mismos niveles que EEUU. Si nos centramos en la obesidad femenina, el estudio indica que el 23,9% de las mujeres de Reino Unido tienen problemas de sobrepeso, mientras que en España son el 14,4%. Estos datos son solo una muestra representativa de unos resultados de deben preocupar, y de hecho preocupan a Reino Unido. Y pese a que la dieta mediterránea cada vez tiene más peso en la sociedad británica, todavía queda mucho para que los hábitos saludables hagan mella en un país donde la comida servida en envases de plástico es una costumbre demasiada habitual.

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